Caminando descubrí un gran edificio, con mis manos trate de cubrir la luz que salia de él. seguí cantando por los parques y vi, como hormigas, a todos mis amigos cruzando la puerta de aquella construcción. No quise entrar. Luego avance y vi una escalera, subí por ella y en el nivel superior me pidieron un papel timbrado por el portero de aquel edificio que se veía abajo. El destino me jugó una broma cruel en tus alturas.
Si diez años atrás hubiera encontrado en mi padre una respuesta, quizás no hubiera sido atrapado en la escalera. dentro del corazón, no pierdo la razón, sólo el silencio en mi interior y a gritos descubre que no puedo volver, sino esperar a que yo diga palabras que me pueden hacer ver, como una hormiguita, entrando en un edificio, buscando su hogar.