Wednesday, January 11, 2006

Cómplices en viaje.

El tren era angosto. El bamboleo de sus carros me hacía chocar con cada uno de los pasajeros, que se incomodaban por mi transitar. Estaba nervioso y fumaba mucho, el único espacio para acceder a mi vicio era entre vagones. El rechinar de las ruedas impedía escuchar palabra, el calor me impedía quedarme quieto, sentado esperando el viaje.

En uno de los tantos paseos por los corredores, me cruzo con una mujer. Queda mi mano en una posición incomoda: a la altura de mis caderas, a la altura de su sexo, siento el calor de ese encuentro por medio de mis dedos, que ya estaban sudorosos, activos y perceptivos, y ella sin ataduras me traspasa toda la fuerza para no quedar en esa posición he ir por más. O quizás por nada más. No lo supe en ese momento. Sonríe, se sonroja, respira abruptamente, creo ver la complicidad.

Fumé y caminé por el pasillo de vuelta a mi asiento, sentía sus ojos en mi espalda, tomé mi bolso y me senté a mirar el paisaje. Se levantó y me acompañó. Conversamos no se que cosas, yo sólo estaba pensando en lo que había pasado en el pasillo. Ella descubrió mi secreto y empezó a acariciar mi entrepiernas., como si nada pasara, como si fuera algo natural, un ritual de bienvenida. Yo solo correspondí y conseguí una frazada para que no nos observaran. Ya no podía aguantar más saque su mano de mi pantalón justo antes que todo acabara. Ella tomo mi brazo me levó al espacio entre vagones.

Aquello parecía un balcón: una baranda de bronce, el piso medio suelto impedía que te pararas con seguridad. La senté sobre el pasamanos, el cielo se oscureció y solo la miraba a ella, nos besamos, hasta que solo sentimos el viento y el rechinar del tren, su movimiento nos impulsaba a seguir, quizás todos miraban, quizás nadie estaba interesado. Solo éramos dos. El viento nos elevo por los aires, logramos sentir el humo de la locomotora, vimos el túnel venir, todo en un remolino de respiraciones y colecciones de fotografías, entre el despertar y el gozar, entre la muerte de un suspiro y el silencio de una caricia.

2 comments:

milemociones said...

un nuevo espacio

que me gustaría compartir

Vitor said...

wena felipin, interesantes escritos, medios patrañentos pero eso les da un toque especial
un abrazo